Cuatro artistas y una misma visión es lo que se necesita para cambiar la perspectiva que tienen las personas acerca del grafiti en varias partes de nuestro país.
Jesús Vicente Lagunas, conocido como «Gotha» fundó el Colectivo Chiquitracas junto con Armando Zárate y Osnar Galo. El nombre del grupo proviene de la tradición de la quema de cohetes en la época decembrina de donde a su vez surge su lema: “pintar hasta explotar”.
Chiquitracas nace con el propósito de impactar a toda la comunidad y demostrar que el grafiti es un arte verdadero y no solo vandalismo sin control. Así, hace siete años surge su primer proyecto: Binni Laanu.
Binni Laanu significa “nuestra gente” y estuvo dedicado a la comunidad del Istmo de Tehuantepec donde varios oficios tradicionales se han ido perdiendo con el tiempo. Por eso en sus murales aparecen personas de mayor edad que a lo largo de su vida desempeñaron estos oficios y dejaron su huella en la comunidad.
Tristemente la mayoría de sus murales no sobrevivieron al terremoto del 19 de Septiembre de 2017, pero algunos todavía quedaron en pie, algunos en Juchitán e Hidalgo.
Su proyecto más reciente, Proyecto Muxes, está enfocado a combatir la homofobia y la discriminación. Muxe es una palabra que proviene de la cultura zapoteca y así es como denominan a una persona que ha nacido con genitales masculinos pero asume roles femeninos tanto en lo físico como en lo sexual y social.
Los zapotecas siempre han aceptado a esta parte de la comunidad LGBTTTI y los han integrado con un respeto muy grande.
El Colectivo Chiquitraca ha creado murales con tonos grises y negros en los cuales sobresalen detalles dorados, simbolizando la personalidad de las muxes ya que siempre sobresalen dentro de la multitud. Ellos buscan rendir homenaje al considerado como “tercer género” en Juchitán.
Sus proyectos celebran la diversidad de género, el respeto y crean conciencia sobre temas de importancia de nuestro país. Cada mural tarda entre 5 y 6 días en ser completados, los realizan con el permiso de los dueños de las propiedades donde pintan y cuestan alrededor de 15 mil a 20 pesos mexicanos.
Lo hacen por amor al arte y sobre todo por amor a México. El grafiti no es una forma de vandalismo, es un arte donde estos cuatro hombres desafían los estereotipos y se desenvuelven libremente para plasmar sus fantásticas ideas.